Los glaciares son el regulador climático y del ciclo
estacional del agua, de una enorme importancia ambiental y económica, el
impacto humano en el derretimiento de los glaciares ha sido creciente, en
especial entre 1991 y 2010.
El 3% del total de agua dulce que posee la Tierra, el 64%
está congelada en los polos y los glaciares.
Los glaciares de todo el planeta han disminuido desde mediados del siglo XIX, cuando acabó la 'Pequeña Edad del Hielo', un periodo frío que duró cinco siglos.
Los glaciares tienen una enorme importancia para el planeta
y los seres humanos:
Son un recurso básico de agua dulce:
Del 3% del total de agua dulce que posee la Tierra, el 64%
está congelada en los polos y los glaciares.
Las regiones de altitud inferiores actúan como "torres
de agua.
Importantes reguladores del ciclo estacional del agua.
En verano, el agua de deshielo de los glaciares contribuye
al flujo de agua en los ríos y a mantener los niveles de agua para el riego, la
producción de energía hidroeléctrica, el agua de refrigeración y la navegación.
En países como Bolivia desempeñan un papel fundamental.
El agua que discurre de los glaciares se traduce a través de
las centrales hidroeléctricas en el 40% de la electricidad de dicho país.
también funcionan como regulador climático, reflejando
entre el 45% y 85% de la luz del sol que llega del espacio, enfriando el planeta,
si el calentamiento global continúa, el planeta se calentará más, los glaciares
se derretirán más, y así de forma sucesiva.
Aunque almacenan menos del 1% de la masa global de hielo, su
derretimiento ha sido una de las principales causas del aumento del nivel del
mar durante el siglo XX, el retroceso de los glaciares a menudo conduce
a la desestabilización de las laderas de las montañas y a la formación de lagos
de agua de deshielo en forma de represas inestables, que incrementan el riesgo
de desprendimientos de rocas, inundaciones catastróficas y daños en infraestructuras
esenciales.
Todos estos daños se cree que se intensificarán durante el siglo
XXI debido a las pérdidas masivas continuadas.
En la cabecera de los valles de Tena, Ordesa y Benasque ,
En España, la parte central del Pirineo posee glaciares.
Se concentran en la cabecera de los valles de Tena,
Ordesa y Benasque a partir de los 2.700 metros de altitud, todos se
encuentran en recesión desde hace dos siglos, siendo cada vez mayor en las
últimas décadas.
La AEMA utiliza el de Maladeta como
una de las referencias comparativas con otros glaciares europeos para ver su
evolución. En este caso concreto, el balance de masa se traduce en una pérdida
de 10.885 metros cúbicos de agua equivalente desde 1945 a 2010.
Europa
de Medio Ambiente (AEMA) señala que la gran mayoría de los glaciares
europeos están en retroceso y se augura que esta tendencia continuará en el
futuro.
Los Alpes han perdido cerca de dos tercios de su volumen
desde 1850, con una aceleración clara desde la década de 1980.
Se ha estima que el volumen de los glaciares europeos podría disminuir entre un 22% y un 89%
en comparación con la situación actual para el año 2100, dependiendo del grado
de emisiones de GEI.
Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI),
implicados en el cambio climático, han aumentado "a niveles sin
precedentes".
Así lo señala "Cambio
climático 2014. Mitigación del cambio climático", el más reciente informe
del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC),
el equipo internacional de científicos auspiciados por Naciones Unidas contra
este problema ambiental.
Qué son los gases de efecto invernadero
El dióxido de carbono no es el único de estos elementos
involucrados en el cambio climático
El
dióxido de carbono (CO2) es el más conocido, pero no es el único: el vapor de
agua, el metano, el ozono y otros gases con nombres más difíciles de
pronunciar, como el trifluorometano, son también compañeros de grupo.
Los
científicos reconocen que hacen falta más investigaciones para entender por
completo el funcionamiento de estos gases y su efecto real en el cambio
climático.
Conocidos por su influencia en el calentamiento global, los
gases de efecto invernadero (GEI) no son en realidad un problema.
Resultan
imprescindibles para mantener la temperatura del planeta, pero la actividad
humana ha aumentado su número y ha alterado su equilibrio natural.
Los Gases de Efecto Invernadero constituyen un elemento
esencial para la vida: sin ellos, el planeta sería un bloque de hielo.
En un invernadero la cobertura plástica evita la pérdida del
calor y conserva una temperatura estable, en la Tierra estos gases consiguen un
efecto similar.
Su presencia en la atmósfera permite beneficiarse de parte
del calor que envía el Sol. De ahí su nombre.
Los principales GEI son de origen natural, el problema surge cuando la cantidad de estos gases aumenta
porque se altera el equilibrio natural y el clima se comporta de manera
distinta. La industrialización, con el uso masivo de combustibles fósiles
(petróleo, carbón y gas) y todas las actividades humanas derivadas, como el
transporte o el uso intensivo de la agricultura y la ganadería,
contribuyen desde el siglo XIX a incrementar estos gases.
Se asocia también a otros problemas antropogénicos (causados
por el ser humano) para el medio ambiente. La deforestación ha
limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido
de carbono (CO2), uno de los principales GEI..
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) recuerda que la ganadería genera óxido nitroso (296 veces
más perjudicial que el CO2) y metano (23 veces más perjudicial que el CO2).
La gran mayoría de la comunidad científica internacional
está de acuerdo en la importancia de reducir la emisión de estos gases.
Para ello, se proponen diversas medidas: sustituir los
combustibles fósiles por energías renovables, asumir de forma plena un mercado
de emisiones de GEI, aplicar medidas de eficiencia energética,
aumentar la reforestación y, en definitiva, introducir en la sociedad prácticas
de desarrollo sostenible en todas las actividades.
Principales gases de efecto invernadero
Cuando se habla de gases de efecto invernadero (GEI) se
suele destacar al dióxido de carbono (CO2), por lo que podría pensarse que es
el único.
Pero hay muchos más. Algunos de ellos con un potencial mayor. Estos
son los principales GEI, ordenados de mayor a menor impacto:
Vapor de agua (H2O): según el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés), supone entre
el 36 y el 70 por ciento del efecto invernadero.
La niebla, la bruma y las
nubes son vapor de agua, y es también el principal subproducto de la combustión
de los combustibles fósiles. Y por si fuera poco, el calentamiento global
provoca un bucle que se retroalimenta: con unas temperaturas más altas, se
produce más vapor de agua, que genera a su vez temperaturas más altas, y a su
vez más vapor de agua, etc.
- Dióxido de carbono (CO2): es un subproducto de la respiración celular y de la utilización de combustibles fósiles.
- Metano (CH4): es el principal componente del gas natural y de las flatulencias de las vacas, así como de otras fuentes naturales (como los pantanos o las termitas) y artificiales, como los vertederos. Los científicos reconocen que no entienden del todo el ciclo del metano, por lo que su contribución al problema podría ser incluso mayor.
- Óxidos de nitrógeno (NOx): estos gases se crean de forma natural a partir de la descomposición bacteriana de nitratos orgánicos, por la combustión vegetal o por la actividad volcánica. El ser humano ha provocado un aumento de estos gases, al producirlos para diversos productos industriales y como subproducto de los vehículos motorizados.
- Ozono (O3): el debilitamiento de la capa de ozono hizo famoso a este gas. Por ello, resulta chocante afirmar que su aumento es negativo. En realidad, el ozono no está distribuido de forma equitativa por el planeta.
El ser humano ha acentuado las diferencias.
Por una parte, en la zona
inferior de la atmósfera hay demasiado ozono, que actúa como un potente GEI.
Por otra, en la parte superior escasea, lo que se traduce en una menor
capacidad para impedir la radiación solar adversa.
- Trifluorometano (CHF3): también conocido como fluoroformo, se utiliza en la fabricación de los chips de silicio y como un supresor de fuego. Es el gas más abundante de los hidrofluorocarbonos (HFC). Permanece en la atmósfera durante 260 años y atrapa el calor 11.700 veces más que el CO2.
- Hexafluoroetano (C2F6): utilizado en la creación de semiconductores, permanece en la atmósfera hasta 10.000 años. Esta longevidad, junto con su capacidad de retener el calor 9.200 veces más que el CO2, ha provocado el interés del IPCC por seguirle de cerca.
- Hexafluoruro de azufre (SF6): gas inerte muy empleado en la industria de la electrónica como aislante. El IPCC lo considera el GEI más poderoso del mundo, con una capacidad de atrapar el calor 22.200 veces más que el CO2.
- Triclorofluorometano (CFC-11): este refrigerante provoca varios efectos negativos en el medio ambiente. Además de retener el calor 4.600 veces más que el CO2, reduce la capa de ozono de forma más rápida que cualquier otro refrigerante, sin olvidar el impacto ambiental del cloro.
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Bibliografia
http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2009/08/19/187358.php?page=2
http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2009/08/19/187358.php
http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2014/09/01/220505.php
Imágenes
http://planeta-herido.blogspot.com.es/2013/05/glaciares-que-desaparecen.html
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