Son los nombres con que se conocen los cuerpos de tres niños
incaicos excepcionalmente conservados de alrededor de quinientos años.
Era conocido desde mediados del siglo XX, la existencia de
ruinas precolombinas, por los relatos de montañeros, en ese punto inhóspito de la cordillera de Los
Andes.
El 26 de febrero de 1999 partió de la ciudad de
Salta, la expedición financiada por la National Geographic Society, apoyada
por autoridades provinciales y departamentos.
Montañistas, arqueólogos argentinos y peruanos, bajo la dirección del antropólogo estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti, descubran, lo que celosamente escondía el sitio arqueológico más alto del mundo.
Montañistas, arqueólogos argentinos y peruanos, bajo la dirección del antropólogo estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti, descubran, lo que celosamente escondía el sitio arqueológico más alto del mundo.
Sacaron a la luz, los cuerpos de un niño de siete años al que llamaron «El niño», una niña de seis «La niña del rayo» y una joven mujer de
quince años que por su juventud nombraron «La doncella».
Por su estado de conservación parecían estar dormidos, Junto a ellos se hallaban 46 objetos que componían su ajuar fuenerario, formado por figuras humanas y animales en miniatura, utensilios y alimentos.
Por su estado de conservación parecían estar dormidos, Junto a ellos se hallaban 46 objetos que componían su ajuar fuenerario, formado por figuras humanas y animales en miniatura, utensilios y alimentos.
La Niña del Rayo
La niña tenía un alrededor de seis años. Estaba sentada
con las piernas flexionadas, las manos semiabiertas apoyadas sobre los muslos y
su rostro en alto apuntando hacia el Oeste-Suroeste.
En algún momento de los últimos siglos la elevada
temperatura de una descarga eléctrica quemó parte de su rostro, cuello, hombros
y brazos, varias de sus prendas y parte del ajuar que la acompañaba.
Lleva puesto un vestido o acsu de color marrón claro
ajustado en la cintura por una faja multicolor. cubre sus hombros con un manto
o lliclla de color marrón sostenida por un prendedor o tupu de plata colocado a
la altura del pecho, cubierta por una
gruesa manta de lana oscura por La cabeza y parte del cuerpo, toda ella cubierta con otra manta de color claro con bordados rojos y amarillos.
Su cabello lacio está peinado con dos trenzas pequeñas que
salen de la frente, y lleva como adorno una placa de metal.
Sus ojos están
cerrados y la boca semi abierta, pudiéndose observar la dentadura. Posiblemente
como sinónimo de belleza y jerarquía, aunque también puede responder a una
cuestión de identidad étnica, su cráneo fue intencionalmente modificado,
adoptando una forma cónica.
La Doncella
De quince años de edad esta joven mujer, estaba sentada con
las piernas flexionadas y cruzadas, sus brazos apoyados sobre el vientre y su
rostro mirando en dirección opuesta a la niña del rayo, lleva un vestido o acsu
de color marrón claro ajustado en la cintura por una faja con dibujos
geométricos que combinan colores claros y oscuros con los bordes rojos lleva un
manto o lliclla de color gris con guardas rojas sobre sus hombros, sostenida
por un prendedor o tupu de plata a la altura del tórax. En su pecho, cerca del
hombro derecho, tiene un conjunto de adornos colgantes de hueso y metal.
Su largo cabello está peinado con pequeñas trenzas, como era
costumbre en algunos poblados de los Andes, su rostro fue pintado con un
pigmento rojo, y arriba de la boca se observan pequeños fragmentos de hojas de
coca.
Los peinados y adornos en la cabeza servían para identificar
a las personas cultural y geográficamente.
Los investigadores creen que era una muchacha campesina elegida para el sacrificio un año antes de su muerte, periodo durante el cual se le dio un tratamiento especial. “Dejó de ser la persona que había sido antes”.
Los investigadores creen que era una muchacha campesina elegida para el sacrificio un año antes de su muerte, periodo durante el cual se le dio un tratamiento especial. “Dejó de ser la persona que había sido antes”.
Posiblemente esta joven fuera una aclla o "virgen
del Sol" educada en la "Casa de las Escogidas" o aclla huasi, un
lugar privilegiado para las mujeres en el tiempo de los Incas.
El Niño
Como todos los hombres de la élite incaica llevaba cabello
corto y un adorno de plumas blancas, sostenido por una honda de lana enrollada
alrededor de la cabeza, vestido con una prenda de color rojo; tiene en sus pies
mocasines de cuero de color claro con apliques de lana marrón; posee tobilleras
de piel de animal con pelaje blanco y en su muñeca derecha lleva puesto un
brazalete de plata. El Niño
Su edad ronda los siete años, estaba sentado sobre una
túnica gris con las piernas flexionadas y su rostro -en dirección al sol
naciente- apoyado sobre las rodillas.
Sus puños están cerrados; el rostro no es visible y sus
párpados están semi cerrados. Así como la Niña del rayo, posee una ligera
deformación intencional del cráneo.
cuatro grupos de objetos en miniatura representando
caravanas de llamas conducidas por hombres con finas vestimentas, representando
esto una de las principales actividades masculinas.
Las hondas eran usadas por los hombres con fines rituales;
con ellas lanzaban piedras a las lagunas después de la estación seca para
atraer a las lluvias.
La baja presión atmosférica, la baja humedad, las bajas temperaturas y la estabilidad térmica en un medio aséptico, generaron el magnifico estado de conservación de los cuerpos
La expresión calmada de los niños de Llullaillaco, hace pensar que murieron por la combinación de alcohol y la falta de oxígeno en las alturas.
Se encontró sangre congelada en su interior, por lo que se abrió una línea de investigación muy interesante para analizar los anticuerpos y conocer qué enfermedades padecieron los niños incas, y de paso conocer cómo han evolucionado las enfermedades con el paso el tiempo.
Los análisis bioquímicos practicados a los niños, han revelado que las sustancias que alteran la mente juegan un papel importante en su muerte, en una larga serie de procesos ceremoniales que los preparó para sus últimas horas.
Los relatos históricos, parecen apoyar la teoría de que los niños participaron en un año de ceremonias sagradas, quedando reflejados en sus cabellos, los cambios
en la alimentación, el consumo de alcohol y coca para en última instancia
conducirlos a una ceremonia de sacrificio ritual conocido como capacocha.
En la
antigua cultura inca, los niños eran considerados más puros que los adultos, y
por lo tanto más idóneos para el sacrificio
Los niños son custodiados y cuidados En el Museo de Arqueología de Alta Montaña en Salta-Argentina, se
conservan hoy en los laboratorios del MAAM, en cápsulas especialmente
construidas que permiten visualizarlos panorámicamente y, a su vez, modificar
la atmósfera reduciendo el contenido de oxígeno en un ambiente estable de -20°C
y una iluminación filtrada en UV e IR que garantiza así la correcta
presentación y preservación de los niños.
pinchar en ña pestaña de laboratorio
Fuentes contrastadas
zerezas.-
gracias
ResponderEliminarHola Giro, me encantan las culturas antiguas, disfrute mucho haciendo esta investigación de la cultura incaica, me gustan las momias y todo lo que se puede aprender de su cultura, estilo de vida etc. me impresionaron mucho estos niños, la doncella va mostrar muchas cosas de su vida, me dolió mucho verlos así.
Eliminargracias a ti por dejar tu comentario, esto me anima a seguir trabando.
zerezas.-