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La Bóveda del Fin del Mundo-El Arca de Noé del Siglo XXI

9/3/14 0 comentarios
La Bóveda del Fin del Mundo oculta en el Ártico.
La despensa de semillas más grande del planeta, creada para conservar las diferentes especies de cultivos ante una posible catástrofe global, ha recibido 20.000 nuevas muestras de más de cien países





Se llama Cámara Global de Semillas de Svalbard o, como se conoce popularmente, Bóveda del Fin del Mundo y está oculta a 120 metros de profundidad en una montaña del archipiélago noruego de Svalbard, en el Ártico. 

El Arca de Noé de las semillas se ha construido en Longyearbyen, un pequeño pueblo minero en la isla de Spitsbergen que pertenece al archipiélago noruego de Svalbard, al norte de Noruega, a unos 1.000 kilómetros del Polo Norte.
El lugar se ha escogido por su estabilidad sísmica y porque, al estar excavado en el suelo permanentemente helado del territorio ártico
(el permafrost), facilita la conservación.
La Svalbard International Seed Vault (SISV), también conocida como la "bóveda del fin del mundo" , está diseñada para guardar muestra de todas las variedades de semillas conocidas por el hombre.

Esta cámara acorazada, preparada para resistir terremotos, explosiones nucleares, erupciones volcánicas y otros desastres, conserva en su interior 800.000 muestras de más de 4.000 especies de semillas de 231 países que podrían ser utilizadas en caso de una catástrofe mundial. Ahora, en el aniversario de su creación, el 26 de febrero de 2008, este gigantesco banco agrícola ha recibido 20.000 nuevas variedades de semillas procedentes de un centenar de países de todo el mundo.
La cámara, financiada por el gobierno de Noruega y mantenida por el Global Crop Diversity Trust, un grupo en el que participan varios países y entidades privadas, entre ellas la Fundación Bill y Melinda Gates, pretende servir de posible despensa y granero para la humanidad en caso de que los cultivos existentes en la Tierra quedaran destrozados por una gran catástrofe, ya sea provocada por el hombre, como una guerra nuclear, o por causas naturales, como una devastadora epidemia agrícola o un cambio climático irreversible.











La bóveda ártica está construida dentro de una montaña congelada.
La instalación, protegida por puertas herméticas y detectores de movimiento, está dividida en tres almacenes y mantiene las semillas en cajas de aluminio a unos 18 grados bajo cero, lo que garantiza su estado de conservación durante siglos. Incluso si se produce un corte de energía las muestras seguirán congeladas.
En total, la bóveda podria guardar más de 100 millones de semillas procedentes de todas las partes del mundo.
Las semillas están almacenadas en las profundidades de la montaña ártica, empaquetadas en aluminio, rodeadas por muros de un metro de ancho.
La bóveda cuenta con un túnel de 125 metros de profundidad, excavado en la roca.
Incluso si todos los sistemas de refrigeración fallaran, dicen los científicos, la temperatura en la montaña nunca superaría la temperatura de congelamiento debido al permafrost, la capa de hielo perpetua de la región.

Al entrar en la bóveda, lo primero que se ve es un largo pasadizo de 125 metros que lleva hasta los tres almacenes del búnker 
El interior del pasadizo esta reforzado con una estructura circular de acero diseñada para evitar el peligro de cualquier derrumbe debido a la erosión de la montaña en la que se construyó la bóveda.
Al final del pasadizo, se encuentra la sala de control donde los técnicos de la bóveda registran en los ordenadores del centro cada muestra de semillas que va llegando al búnker desde todos los países del mundo.
Los técnicos clasifican cada muestra, especificando su especie, procedencia y antigüedad.
Toda la información es archivada en una web a cuyos contenidos puede acceder libremente la comunidad científica

Las muestras de semillas se introducen en paquetes con tres capas de aluminio que se cierran de forma hermética para garantizar su conservación en las mejores condiciones posibles.

Una vez que se han registrado y sellado herméticamente, las muestras de semillas se introducen en cajas de plástico y se trasladan a una de las tres cámaras de la bóveda.
Las muestras, conservadas en "cajas negras", sólo se pondrán en circulación en caso de que todas las fuentes de semillas hayan sido destruidas o agotadas.

Recientemente, a los países que donan semillas se ha sumido el gobierno de Japón, que ha proporcionado muestras de cebada, preocupado por la seguridad a largo plazo de sus cultivos después del terremoto y posterior tsunami de 2011, según informa la BBC.
zerezas.-
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Fuente: ABC

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