Una enfermera que trabajó en la clínica
privada San Ramón de Madrid a finales de los años ’70, con el doctor Eduardo
Vela, revela a DIAGONAL cómo se entregaban los bebés y que no se anotaban los
nacimientos de los niños ya adjudicados a otros padres.
Una enfermera, ya jubilada, explica todo lo
que sucedía en la clínica San Ramón, donde las denuncias por robos de bebés
saltaron hace más de 30 años. Esta enfermera trabajó unos meses en la
maternidad con el doctor Eduardo Vela Vela y relata que en esa clínica se
entregaban niños, que es cierto que había un bebé congelado en una cámara
frigorífica, siempre el mismo, y que Vela hacía cesáreas sin necesidad para que
las parturientas estuvieran más tiempo en la clínica y ganar más dinero. La
enfermera, que no desea identificarse, asegura que quiere contar lo que vio
para ayudar a las personas que están sufriendo.
DIAGONAL.: ¿Cómo llegó usted hasta esa
clínica?
ENFERMERA: Me llamaron para hacer una
sustitución de unos meses, a finales de los años ‘70.
D.: ¿Y qué recuerda?
E.: Empecé a ver cosas muy raras. Yo era
enfermera y tenía experiencia suficiente para darme cuenta de que aquello no
era normal. Por ejemplo, ingresaban muchas mujeres sobre las que había una
especie de pacto para que no se registrasen en ningún documento. Ni en el
libro de entrada de la clínica, ni en el de salida. No había historia médica,
nada. A mí aquello no me parecía normal, pero eso era algo como asumido allí.
Había como un acuerdo. Y los demás obedecían órdenes. Existía mucho secretismo.
D.: ¿En qué casos ocurría esto?
E.: Venían muchas chicas extranjeras
embarazadas, latinoamericanas o de otros lugares, que trabajaban en casas de
gente de dinero. Eran chicas internas, “criadas” como les llamaban
antes, que se habían quedado embarazadas porque habían tenido una
historia de amor con el señor de la casa…
D.: ¿Una historia de amor…?
E.: Sí. En esos casos no se anotaba nada.
Y la familia ‘bien’, gente importante, en la mayoría de los
casos, lo pagaba todo… Yo notaba que todo estaba ya pactado. Había
mucho dinero por medio.
D.: ¿Cuánto, unas 100.000 de las antiguas
pesetas?
E.: No, yo diría que mucho más, eso es
muy poco.
D.: ¿Ellas estaban de acuerdo en dar ese
hijo?
E.: Estas mujeres sí. Sabían a lo que iban.
También había chicas embarazadas que no estaban
casadas, incluso muchas de ellas eran también de familias adineradas. De
jueces, médicos, abogados, políticos... gente de alto estatus. En estos casos
tampoco se llevaba control. No se registraba nada. Ya estaba todo hablado. Esos
niños se entregaban. La que llevaba un poco más control era la monja.
D.: ¿Sor María Gómez Valbuena?
E.: Sí. Recuerdo la imagen. La monja
ponía a todas las chicas ingresadas a hacer ganchillo.
D.: ¿Cuántos niños eran entregados en la
maternidad de San Ramón al día?
E.: Dos o tres cada día.
D.: Entonces, ¿había mucha gente
ingresada?
E.: No. Era un chalet con sólo 10
habitaciones. Aquello no parecía una clínica ni por dentro ni por fuera. Pero
entraban y salían muchas mujeres embarazadas. Otra cosa que me llamó la atención
fue quese practicaban muchas cesáreas sin necesidad. Eso era porque así dejaban
a las mujeres siete días más, mínimo, en la clínica y así el doctor Vela ganaba
más dinero. Recuerdo que había mucho mutismo. Era: tú obra y calla. El doctor
Vela era un hombre distante. Se mantenía en su papel de director y dueño. En la
clínica no se hablaba. El doctor Vela actuaba con total naturalidad, estaba
acostumbrado. Era su trapicheo. Él era el que mandaba y en segundo lugar
estaba sor María Gómez Valbuena.
D.: ¿Cree usted que Vela entregaba los
bebés porque como él ha dicho era mejor para las madres, por una razón ligada a
la moral católica?
E.: Sinceramente, no. El doctor Vela no
entregaba a los bebés por una cuestión moral, era su negocio.
D.: ¿En el parto se dormía a las
embarazadas para que no conocieran a su hijo y así poder argumentar que había
muerto?
E.: Sí. Era como se hacía también en otros hospitales públicos, pero en esas
maternidades las mujeres habían dado su consentimiento por escrito previamente.
En la clínica privada San Ramón se las atontaba un poco. Inhalaban éter o
pentanol, tampoco era una anestesia total, para que no escucharan al hijo. Así
no preguntaban por él.
En San Ramón no había medios, era todo muy
cutre. No había apenas material quirúrgico, a las mujeres se las trataba
con austeridad. Recuerdo un caso terrible. El doctor Vela practicó una cesárea
a una embarazada y surgieron complicaciones. La mujer se desangraba y como no
había banco de sangre el doctor Vela mandó al marido a comprar sangre a la
calle, no sé dónde, y cuando el hombre llegó esa mujer ya había muerto. Fue
horrible. No había de nada. Esa mujer murió el día de San José.
Tengo un
recuerdo horrible de aquello. Tampoco había servicio de neonatos.
D.: ¿Usted se imaginaba las dimensiones
de esta trama organizada? ¿Cómo se siente usted con todo lo que ahora se está
conociendo sobre el robo de bebés?
E.: Muy mal. Con mucho dolor. Vienen a mí
muchas cosas negativas… mucha impotencia. No imaginaba todo esto. Estoy
sufriendo mucho.No hay palabras…
D.: ¿Cuántas tiempo trabajaba usted al
día en esa clínica?
E.: Unas horas, no tenía contrato.
Entonces la ignorancia triunfaba. ¿Si yo supiera quiénes son los padres de esos
hijos que buscan ahora a su madre? Pero, no hay papeles. Yo entonces no era de
la plantilla… Me estoy enterando ahora de todo lo que ocurrió en otras
maternidades también. Esa forma de actuar está en desacuerdo con la vida. En
San Ramón había mucho silencio, pero todo el mundo sabía y otorgaba.
D.: ¿Todos? ¿Incluidos administrativos,
personal de mantenimiento,...?
E.: Sí, todos. Claro, era un hospital
pequeño. La madre entraba, daba a luz y después, de buenas a primeras, le
decían que el niño había muerto.
D.: ¿Siempre enseñaban el mismo bebé muerto cuando le
decían a la madre que había fallecido su hijo, mientras el niño ya había sido
entregado?
E.: Sí.
D.: Entonces, ¿no morían bebés en San Ramón?
E.: No. Yo allí nunca vi que muerieran niños, ni
ataúdes con bebés, ni un entierro, ni nada. La única defunción en los meses que
yo trabajé fue la muerte de la mujer que se desangró. Lo que no entiendo
es cómo ha tardado tanto tiempo en salir todo esto a la luz. Allí lo
sabían. ¡Cuánta hipocresía! Si yo hubiera formado parte de la plantilla… Yo
tengo hijas y me parece una crueldad. Si esto hubiera salido antes hubiera sido
más fácil tirar de la hebra. Tengo muy malos recuerdos.
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zerezas.-
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